Brasil se alista para la cumbre del Grupo de los 20 (G20) en Río de Janeiro, marcada por la incertidumbre sobre una declaración significativa en geopolítica, en medio de dos guerras y la reciente victoria electoral de Donald Trump.
Las tensiones globales aumentadas y la incertidumbre sobre el próximo gobierno de Trump han moderado cualquier expectativa de una declaración en términos firmes que aborde los conflictos en Oriente Medio y entre Rusia y Ucrania.
En cambio, los expertos anticipan un documento final centrado en cuestiones sociales como la erradicación del hambre —una de las prioridades de Brasil— aunque se pretenda incluir al menos una mención de las guerras abiertas.
Después de que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, frustrara la reelección del expresidente de extrema derecha Jair Bolsonaro en 2022, hubo cierta emoción en la comunidad internacional ante la perspectiva de que el líder izquierdista y hábil diplomático —a quien Barack Obama una vez llamó “el político más popular del planeta”— fuera el anfitrión del G20.
Durante su gobierno, Brasil ha vuelto al principio de no alineación que mantuvo durante décadas para forjar una política más acorde a sus intereses en un mundo cada vez más multipolar. Eso implica hablar con todas las partes, lo que según los expertos dio a Brasil una posición privilegiada para ser anfitrión de una cumbre como el G20.
La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos a principios de este mes y el inminente retorno de la doctrina Estados Unidos Primero también pueden obstaculizar el espíritu diplomático necesario para un amplio acuerdo sobre temas divisivos.
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Información: AP
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