El asesinato de tres agentes de la policía militar en el sur de Chile ha conmocionado al país y la contención de la violencia se ha convertido en la prioridad número uno.
El Congreso se ha dedicado esta semana exclusivamente a discutir políticas para fortalecer la seguridad, con una agenda centrada en proyectos de ley sobre inteligencia y antiterrorismo así como la discusión de nuevas reglas para el uso de la fuerza por parte del ejército y las fuerzas de seguridad.
EL CRIMEN Y LOS AVANCES EN LA INVESTIGACIÓN
Los cuerpos de los tres carabineros fueron encontrados el sábado calcinados en el interior de un vehículo que realizaba patrullajes de rutina en la sureña ciudad de Cañete.
Los uniformados murieron por impactos de bala tras una emboscada.
La ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, afirmó que “hay pistas y líneas investigativas” sobre el atentado, mientras que el fiscal general Ángel Valencia anunció la creación de un equipo para averiguar las circunstancias del crimen.
Hasta el momento nadie ha reivindicado el atentado ni las autoridades han apuntado a posibles responsables. Los investigadores no descartan, sin embargo, que el ataque haya sido perpetrado por bandas del crimen organizado, que se expande con fuerza por todo el país, o grupos radicales mapuches en represalia a la reciente condena de un líder indígena. Lo que sí se sabe es que el crimen fue premeditado y contó con múltiples perpetradores.