En 1984 el año en el que falleció Gonzalo Márquez, vivía yo junto a mi familia en la urbanización Guaparo, al lado del campito deportivo denominado «Aguas Potables», ya que en una época, guardaban una flota de camiones distribuidores de agua y llegó a ser un depósito de botellones. En ese campo transcurrió gran parte de mi infancia, había un campo de fútbol y un terreno en una esquina con un viejo backstop, donde jugaban años atrás, los alumnos del Colegio La Salle cuando quedaba en la Av. Urdaneta.
Un día me encuentro en el campo a dos señores con sus hijos, practicando bateao y fildeo, al escuchar el sonido de los batazos, me acerco para unirme a la práctica, me presento y enseguida me recibieron con mucha amabilidad. Resulta ser que uno de los señores, padre de dos de los niños contemporáneos conmigo, era nada más y nada menos que el gran lanzador oriental Gilberto Marcano y el otro, que era su compadre, era Gonzalo Márquez.
Gonzalo Márquez, un niño de 12 años
A Gonzalo le llamó la atención que yo me parara a la zurda para batear, siendo derecho, tomando en cuenta que era poco común que un niño de 12 años, se pare al plato a las dos manos. Márquez me ofreció para jugar con su hijo y con su ahijado, hijo mayor de Marcano en un equipo perteneciente a los Criollitos de Venezuela, que jugaban en San Antonio de los Altos, a mi me encantaba la idea, pero estaba seguro que a mis padres no les agradaría mucho por la lejanía, además que yo jugaba en una academia del APUC en el Colegio de Abogados.
De ahí surgió una bonita amistad, cada vez que a los Leones del Caracas le tocaba jugar en Valencia o en Maracay, ellos visitaban el campito con sus hijos y yo los acompañaba. El martes 18 de diciembre de 1984, se enfrentaban Caracas-Magallanes en Valencia, Gilberto Marcano tocó el timbre de la casa y le entregó a mi madre tres entradas de tribuna central para el juego, le pidió que me llevaran temprano para que disfrutaramos de la práctica de bateo y para que yo entrara al dogout.
Baudilio Díaz, a Víctor Davalillo, Jesús Alfaro
Yo era súper magallanero, pero ese día me tocó entrar a la cueva de los melenudos, ver de cerca a Antonio Armas, a Baudilio Díaz, a Víctor Davalillo, Jesús Alfaro… era algo increíble. Nuestros puestos eran arriba del dogout del Caracas, para ese entonces la tribuna era separada por una reja de Alfajol del terreno de juego, recuerdo que un empleado de los Leones al empezar el juego, nos llevó a nuestros puestos a los 2 hijos de Gilberto, al hijo de Gonzalo y a mi.
Recuerdo perfectamente todo lo que transcurrió en ese encuentro, la situación tanto para Magallanes como para el Caracas en la temporada regular era fatal, estaban al borde de la eliminación ambos equipos, tanto, que Alfonso «Chico» Carrasquel acababa de renunciar al equipo y Gonzalo se estaba estrenando como dirigente ya en la postrimería de su carrera peloteril… también recuerdo que en la quinta entrada Gilberto estaba lanzando y se la pegó a Steve Lyons, esto hizo vaciar las bancas pero no llegó a mayores.
Mis padres siempre salían del juego antes de terminar, para evitar la cola, también aprovechamos pasar por el club house de visitantes para ver si veíamos a Gilberto y agradecerles por la invitación. Fue demasiada casualidad que al pasar por la puerta del dogout, caminando hacia el carro, nos encontramos a Gilberto y a Gonzalo discutiendo, ya Márquez vestido de civil y Gilberto aún uniformado, la discusión era porque Gonzalo quería irse por su cuenta y su compadre le insistía que esperara al autobús del equipo para irse escoltados.
El accidente
Al día siguiente, mi madre Magaly Feo me despertó con la noticia, que Gonzalo fue embestido de frente por otro vehículo cerca de la Victoria, estado Aragua, Gonzalo tenía 44 años, su hijo quedó herido de gravedad y se recuperó al tiempo gracias a Dios.
La muerte de Márquez enlutó al pueblo venezolano, su humildad y sencillez lo hizo grande como ser humano, como pelotero, ni hablar… aunque jugó 19 temporadas con los Leones, fue refuerzo de lujo para que el Magallanes se llevara el título de la Serie del Caribe de 1970, quedando líder bate con promedio de .440 y cuatro bases robadas, además de ganar un anillo de Serie Mundial con los Atléticos de Oakland y ser el último jugador zurdo que abrió un juego de grandes ligas como segunda base. Este 19 de diciembre se cumplen 40 años de la partida de este querido carupanero que siempre será recordado como uno de los grandes y quise contar esta anécdota, por ser de los últimos en verlo con vida.
Información: Héctor Correa Feo
Foto: Cortesía
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