Las cámaras de comercio extranjeras han advertido durante semanas que la propuesta de reforma al Poder Judicial mexicano, bajo la cual los jueces serán elegidos por voto popular, afectará a las empresas extranjeras y pondrá en riesgo la inversión en México.
Y la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha dedicado semanas a tratar de calmar esos temores al señalar que es simplemente una medida a favor de la democracia. Pero el viernes, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador —quien ideó el plan— confirmó que los cambios radicales de hecho están dirigidos directamente a las empresas extranjeras.
“Los jueces corruptos, magistrados, ministros, no es posible que defiendan eso… ¿Van a seguir defendiendo a las empresas extranjeras que vienen a saquear, a robar, a afectar la economía de los mexicanos?”, dijo López Obrador. “¿Van a seguir representando a estas empresas?”.
Los críticos afirman que los cambios constitucionales para reemplazar a 7.000 jueces de todo el país serán un duro golpe a la independencia del Poder Judicial al volverlos más leales a sus electores o al partido gobernante que a la ley. También cuestionan cómo se llevarán a cabo unas elecciones tan grandes sin que los cárteles de la droga y grupos del crimen organizado presenten a sus propios candidatos.
Información y foto: AP