Kamala Harris dominó en su primer debate contra Donald Trump, exhibiendo sus habilidades de fiscal para aprovechar cualquier oportunidad de irritar al expresidente en un embate de 90 minutos en el que se enfrentaron visiones y estilos.
Expresaron feroz desacuerdo en torno al aborto y la economía, la inmigración y la guerra en Ucrania. Pero a lo largo de la noche, Trump se halló en una posición defensiva, volviendo a defender su historial en lugar de destrozar el de Harris.
El contraste quedó en evidencia incluso cuando los micrófonos estaban en silencio. Ella sonreía. Él fulminaba con la mirada. Él habló más, pero ella estableció los términos de la velada.
Información: The New York Times
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