La población amazónica de Brasil que no dispone de pozos y bebe directamente del río se prepara como puede para una sequía inminente que se prevé incluso más intensa que la del año pasado, al tiempo que reclama ayuda de las autoridades.
El Anebá, del que la población extrae el pescado que come y el agua que usa en su día a día, está alrededor de metro y medio por debajo de lo normal para esta época del año.
Son señales ominosas, ya que es el final de la temporada de lluvias y el caudal debe empezar a bajar en breve.
La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, ya advirtió hace unos días que se espera una sequía “terrible” y que el Gobierno federal prepara una “operación de guerra” para llevar suministros básicos a comunidades alejadas de antemano y así tratar de prevenir los estragos.
Información: EFE
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