Las sanciones petroleras de Estados Unidos contra Venezuela, que se reanudaron en abril, están bajo un alivio que permite a empresas extranjeras operar en el país. Sin embargo, existen limitaciones e incertidumbre sobre lo que Washington pueda hacer ante la crisis tras la controvertida reelección de Nicolás Maduro, advierten los expertos.
El economista Luis Oliveros advirtió que, si regresan a un esquema férreo de sanciones, el país enfrentará problemas para mantener su producción petrolera. Además, perderá nuevamente el mercado europeo y norteamericano, donde puede vender crudo sin los descuentos que debía aplicar en el asiático antes de estas flexibilizaciones.
Hasta hace un año, Venezuela enfrentaba sanciones «fuertes» que se flexibilizaron el 18 de octubre de 2023 como incentivo para unas elecciones libres y competitivas. Sin embargo, tras el plazo de seis meses fijado por EE.UU., el alivio se revirtió parcialmente al considerar que Maduro incumplió su compromiso.
Como consecuencia -dijo- enfrentará un grave problema de flujo de caja que afectará la estabilidad cambiaria y, por tanto, la inflación, que depende en buena parte de la renta petrolera.
Oliveros señaló a las empresas extranjeras como las «responsables de que haya subido» la producción petrolera venezolana, que pasó de 786.000 barriles por día (bpd) a 927.000 bpd desde octubre de 2023 hasta el pasado agosto, un alza del 17,9 %, según cifras oficiales recogidas en informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Información: Banca y Negocio
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